VIAPLANA VEÁ, ALBERT
El artista tiene el poder de parar el tiempo y acumular en este instante toda la historia anterior sobre su obra. Es como un frenazo en un autobús con todos los pasajeros pegados en el cristal delantero. Podría también decir que el futuro queda estampado en este cristal; pero el artista no se plantea el futuro. Se le da. La arquitectura es el único arte en donde el plagio es una forma de hacer habitual. Tras la mala, regular o buena letra del estilo se esconden generaciones de arquitectos que no tenían nada que decir. El orden ha llegado hasta hoy como un seguro para la arquitectura, no siendo otra cosa que máscara para algo sin rostro, costra ante un rostro presente a pesar de sus sepultureros. La cultura institucional no me sirve. Me sirve todo aquello asimilado con alguna intención. Trabajo exclusivamente con este material. Hoy, tengo la impresión que siempre he pensado y he vivido como arquitecto; que mi arquitectura proviene de la experiencia de las cosas comunes y cercanas, y poco de las lejanas y transcendentes. El resultado de esta forma de entender la cultura puede resultar muy primario, muy agresivo y hasta salvaje, y la arquitectura nada apacible. El que busca confort en el arte se equivoca. Vivir de modo permanente rodeado de obras de arte o dentro de él induce al suicidio.