GUNTHER DOERING, JUAN
Barranco, tras ser delimitada como camino al mar y espacio de descanso, se fue convirtiendo en un pueblo de residencia permanente.
Debe su origen tanto a la conformación geográfica, como a la existencia de habitantes que cimentaron en su suelo una ciudad precursora. Por los avatares de la vida política, económica y social, la tierra que albergo diferentes usos agrícolas y cotidianos, derivó en zona de consolidación de identidades y valores espirituales, que le imprimieron un carácter místico y una impronta de perennidad sin fin, porque tanto ha sufrido muerte y resurección, como se ha dirigido siempre hacia el horizonte y al mar abierto, adonde dirige el limeño sus promesas y sueños.
Barranco fue hecho para siempre, las épocas y las tendencias pasan, las modas se renuevan y las corrientes intelectuales o artísticas irrumpen, pero el antiguo distrito residencial de los impulsos cambiantes, se yergue con su tradición y convence con su belleza íntima, su paz y su recogimiento.