AA.VV
¿Por qué estudiar, a finales del siglo XX en nuestros lejanos países, la obra de Palladlo?, puede ella enseñar algo más allá de la erudición o el simple conocimiento del pasado? Sí. La arquitectura moderna y racional, cuyos principios funcionalistas han degenerado hasta el arbitrario y mudo Estilo Internacional, debe revitalizarse, para ello es saludable conocer la manera como los grandes arquitectos han asimilado la tradición y trabajado con la Historia, no tanto para repetir villas Rotondas en las calles de nuestras ciudades, ni para tomar al azar trazos o fragmentos de obras suyas, sino para analizar su obra inserta en un marco histórico cultural específico. Su gran acierto, su Tratado de Arquitectura, lo coloca al lado de los grandes maestros de la enseñanza de nuestro oficio, comprendiendo que la arquitectura es en esencia un hecho construido pero que en la práctica y la cultura arquitectónicas es más vital y cargada de porvenir la reproducción y transmisión de los métodos en los estudiantes y futuros arquitectos.
En Auguste Perret, llama la atención su acendrado amor por el oficio de arquitecto que lo lleva a acuñar frases largamente trabajadas antes de pronunciarlas, resume en ellas su pensamiento, sus aspiraciones y quién sabe cuántas decepciones, se las publica con el nombre de "Contribution a une Theorie de L'.architecture" y son, quizá su más actual contribución a los jóvenes arquitectos de hoy. Una bien podría servir de guía en la enseñanza de la arquitectura: El defecto de las escuelas es que "Se enseña el arte que no se aprende y no se enseña la técnica, que si se aprende".
Con Perret concluye, verdaderamente, con dignidad incomparable, el ciclo de la cultura arquitectónica académica francesa. Es cierto que Perret no se interesa por el movimiento del CIAM, ni propone alternativas políticas para la organización de la sociedad, ni es precursor de ningún movimiento de avanzada; pero, Walter Gropius no ha sido cuestionado por su actitud política en la Bauhaus aunque todos somos conscientes de la importancia capital de esa escuela en la formación del movimiento moderno de la arquitectura.
Un mito desde finales de los años treinta del siglo XX hasta hoy, la escuela alemana de La Bauhaus es el lugar recurrido sucesivamente por historiadores y críticos de la Arquitectura. Si bien, la importancia de La Bauhaus (1919), es indudable dentro del proceso de desarrollo de la Arquitectura del Siglo XX, existe un factor que cronológicamente ubicó a la Escuela en una peligrosa situación de mitificación: El ascenso, la gloria y la caída del III Reich durante los quince años siguientes a su liquidación. Su artífice, Walter Gropius, y sus más próximos colaboradores, estarán afectados por el controvertido clima cultural de entonces: la escuela se constituye así en el escenario donde confluyen las diversas corrientes artísticas y donde las tensiones políticas, característico de la Alemania de entreguerras, alcanza en su interior un grado superior de ebullición.