AA.VV
El pragmatismo, en su acepción que aquí compete, es "la tendencia a conceder primacía al valor práctico de las cosas sobre cualquier otro valor". Esa definición se aplica en la filosofía del estudio de arquitectura y su nombre lo revela: Pragma debe su nombre a la palabra griega que significa "hecho", "acción". A ese impulso debe su arquitectura. La suya es una visión que busca la pertinencia como punto de origen para cada proyecto y como pauta general para todo trabajo realizado.
Es una arquitectura donde el volumen es lo esencial y lo visible, los interiores son funcionales y nunca decorativos y las texturas deben ser siempre honestas, como expresión pura del material. Y a pesar de ese pragmatismo que ha trazado el camino de la empresa, aún hay lugar para la flexibilidad y la sorpresa; pues esos son volúmenes concretos que se afirman en su pretinencia y en exigencias de realidad se alzan desafiando la gravedad y el horizonte. Y son también grandes preguntas acerca de la práctica arquitectónica, del futuro de la tecnología, de la inspiración recogida y de la ciudad misma. Preguntas que tienen que ver con trienta y seis años de acción y hechos. Las respuestas a esas preguntas no podrían ser puramente pragmáticas.