¿ Qué hacer con la Tierra, nuestro hogar, nuestro espacio, el de todos, el de siempre ?. La respuesta a esta interrogante sigue estando pendiente, sobre todo porque ya se ha avanzado bastante en torno s los diagnósticos sobre la viabilidad de nuestra existencia y sobre los cambios que se avecinan en los próximos 100 años, con relación a los climas, las variables ecosistémicas, la desaparición de especies y el surgimiento de otras nuevas y la innegable afectación en nosotros los humanos.
Nuestros hábitos cambiarán, nuestra piel será más vulnerable, nuestras preocupaciones serán siempre cada vez mayores y más complejas y, de estña forma, estaremos incursionando en nuevas etapas de nuestra existencia. De lo que se trata es que el futuro sea viable, óptimo, protector y nos ofrezca alguna garantía para la existencia de nuestros hijos y los hijos de ellos.