MARTÍN RAMOS, ÁNGEL
San Sebastián, mediado el siglo XIX, de ser casi una isla al borde del océano pasó, en apenas unos años, a convertirse en una ciudad abierta a la expansión en tierra firme. En ese tránsito se dotó de una pauta que, sellando una alianza entre la geografía, los medios y las necesidades, fue capaz de levantar una ciudad refundada que asombraría a propios y extraños. El ensanche proyectado por el arquitecto Antonio Cortázar en 1864 sirvió de mimbre sobre el que armar unos nuevos modos de entender la construcción de la ciudad que la modernizarían radicalmente y cambiarían su futuro al cambiar su forma.