OPINIÓN
Con más de cienuenta años de modernidad colombiana edificada, incorporada a nuestro patrimonio cultural y criticada no precisamos más de teorías exógenas para cuestionar, no ya únicamente los resultados urbanísticos de concepciones originados en la modernidad-basta mirar en derredor-, sino para discutir con urgencia la respuesta que la arquitectura, en su franco período de crisis y reestructuración socio-económica, está aportando a una sociedad en transición, como la nuestra. Además, aceptar el cuestionamiento de hasta donde el arquitecto y la ciudad estan siendo víctimas manipuladas de las fuerzas monopolistas que los arrastran en la persecusión de íntereses particulares de muy diversa índole.
una vez aceptada la necesidad de este debate, aprovechamos la oportunidad de un tema como es de las grandes soluciones de vivienda en altura -dado su supuesto descompromiso financiero, presupuestal y programático-, para revisar algunas prioridades dejadas de lado de los últimos tiempos por los arquitectos, en cuanto actores fundamentales del discurso entorno a la ciudad; y que se pueden resumir en:
1.- La creatividad del arquitecto: Desde el punto de vista estrictamente profesional, ¿en que medida son congruentes las limitaciones del proyecto a la capacidad de aporte del arquitecto y, como las propuestas que elaboramos pueden volverse contra nosotros al ir perdiendo posibilidades de nuevas respuestas? O, -entre líneas- ¿qué sucede en la formación universitaria; que papel están cumpleindo las agremiaciones: como está influyendo en el quehacer edilicio, proyectual y teórico, la difusión editorial especializada y divulgativa?
2.- Las necesidades y responsabilidades: La libertad del arquitecto está necesariamente delimitada por las condiciones objetivas y subjetivas en las que trabaja. La arquitectura no puede ser independiente del programa del cliente, las condiciones de confort y salubridad, los materiales y técnicas empleadas, el clima, el sitio, las normas edificatorias y hasta la lógica y el sentido común; pero ¿cuándo la criticidad baja a mínimos insospechados cual es la responsabilidad de proyecto y proyectista con el usuario y la ciudad?
3.- Y, el Paisaje Urbano: Es preciso no perder de vista que la responsabilidad del arquitecto ya no termina en una "fachada que refleje la función" del proyecto, hay que entender que la conciencia de lo colectivo es una instancia decisoria de nuestra creatividad que cada vez gana más valor. Es fundamental tener presente que, cuando creamos modelos edificatorios, asumimos la responsabilidad profesional por los resultados urbanísticos de nuestros proyectos. ¿Cómo y en que grado están afectando esas concepciones proyectuales al paisaje urbano?
Son estas algunas de las interrogantes que dejamos abierta para que la lectura de los proyectos presentados en esta edición de ESCALA, despeje por sí mismos, no sin antes tomar algunas precauciones previas. El tema del desarrollo en altura de "Aparteamentos de Grandes Areas" es mucho más complejo de lo que aparentemente parece, de tal manera que no debemos aventurar conclusiones simplistas, ni tampoco introducirnos en analísis demasiado complicados que en nada resultan prácticos.