JOSE ANTONIO MARINA, JAVIER RAMBAUD
Todos los seres humanos recibimos una doble herencia: la biológica y la cultural. La confluencia de ambas ha hecho posible la aparición de los animales espirituales que somos: seres materiales capaces de inventar mundos ideales, simbólicos, imaginados, y vivir en ellos. El genoma biológico ya ha sido descifrado, y ha llegado el momento de hacer lo mismo con el genoma cultural. Nuestro cerebro ha ido evolucionando y rediseñándose a lo largo de decenas de miles de años. Los sapiens aprendimos a hablar, a controlar los propios impulsos, a vivir en grupos amplios. Somos la única especie que educa a sus crías, y al hacerlo transferimos con mucha rapidez inventos que la humanidad tardó siglos en conseguir. También vivimos en un mundo transformado por la cultura, con instituciones que se han ido transformando a lo largo del tiempo.
Biografía de la humanidad intenta contar la portentosa aventura de los animales espirituales desde dentro. Para ello hemos querido aplicar a la historia los conocimientos que nos proporciona la psicología. En el origen de todo acontecer humano está la acción individual, y esa acción está siempre movida por necesidades, deseos, expectativas, sueños. La biografía de la humanidad es necesariamente una crónica pasional. La vida nos sitúa constantemente ante problemas que tenemos que resolver y el conjunto de soluciones inventadas es lo que denominamos cultura. Los problemas son iguales en todos los tiempos y en todas las sociedades, pero las soluciones son distintas. Todas ellas constituyen el genoma cultural de la humanidad, nuestro acervo genético. Unos genes son benéficos y otros patológicos. Y, como ocurre en biología, nos conviene conocerlos para intentar que los perjudiciales no se expresen.
La gran aventura teórica de conocer nuestro pasado, tiene una evidente utilidad práctica: mejorar la convivencia mutua, progresar, evitar los colapsos culturales, las locuras colectivas, la destrucción. En un momento en que podemos guiar la evolución humana, se trata de estar en condiciones de hacerlo inteligentemente. Para ello es preciso comprender lo que somos, y somos el resultado de una fascinante evolución cultural, admirable y terrible a la vez.
Por eso nos parece necesario elaborar una Ciencia de la Evolución de las Culturas, de la que este libro es un esbozo que debe ser completado por muchos investigadores. Creemos también que esa ciencia debe incluirse en los programas educativos en todos los niveles, porque necesitamos comprender lo que hacemos, y recuperar el sentimiento de humanidad compartida, de ser una única familia fragmentada por las circunstancias.
Este libro es, pues, el principio de una gran tarea, de una imprescindible aventura.