BENEDETTI, FRANCISCA
La primera constatación que nos expone la obra de Francisca Benedetti es que llevada a sus consecuencias extremas, la abstracción geométrica es una forma radical del pudor; no es el despojamiento o la distancia extrema de las emociones sino que es la arrasadora inminencia de ellas. Cada segmento de sus composiciones; su sintaxis, la exactitud y perfección casi enloquecedora de su arquitectura, la nervadura de sus trazos y derivas, la precisión de las leyes que van componiendo la obra, a la vez que oculta muestra la trama íntima del mundo. Lo que Francisca Benedetti pone ante nosotros es esa frontera apenas tangible que separa como un hilo infinitamente delgado nuestras vidas a menudo arrebatadas por la asimetría y el desorden de los hechos, con las construcciones que le han dado a la contingencia de la vida, de los actos, de los seres que somos, el vislumbre de un infinito, el vislumbre de su eternidad. Las piezas de esta muestra nos enfrentan con lo más particular y sensible de nuestras miradas trayéndonos con ello todo ese compendio de interminables escenas, de vislumbres, de recuerdos, de afectos y desapegos que constituyen una mirada. En cada mirada toda nuestra existencia mira.