AA.VV
Proyectos
MVRDV STUDIO MAKS / Marieke Kums Foster + Partners Steven Holl Architects TEN Arquitectos Bermúdez Arquitectos + estudio Herreros Teodoro González de León SOM Ateliers Jean Nouvel David Chipperfield Architects Renzo Piano Building Workshop architects
Conversaciones
Héctor Esrawe Emiliano Godoy Trevor Paglen
Ensayos
Key MacFarlane Alejandra López Gabrielidis Salvatore Iaconesi y Orinaca Persico
Buena parte de las reflexiones sobre las características inherentes del vidrio translucidez, opacidad, transparencia, reflexión, refracción, etc.- del último siglo, tomaron como sujeto al Gran vidrio de Marcel Duchamp, una obra compleja que permitió ahondar en un sinfín de facetas físicas y fenomenológicas que solo fueron posibles con el cristal. Sin embargo, la arquitectura de vidrio no es una novedad propia de nuestro tiempo y los referentes más canónicos arrancan con el Palacio de Cristal (1855) de Joseph Paxton, y se explayan con el pabellón de cristal de Bruno Taut (1914) que, desde su transparencia, proyectaba una fantasía utópica hacia una nueva sociedad sin estructuras y a una metamorfosis política.
A su vez, el profético proyecto del edificio de oficinas para la Friedrichstrasse berlinesa de Mies van der Rohe; el ensayo Glasarchitektur de Ludwig Hilberseimer (1929), donde ensalzaba las posibilidades de las estructuras de acero y cristal; la Maison de Verre de Pierre Chareau (19281932); la torre de los laboratorios Johnson de Frank Lloyd Wright (1939); o la Casa Farnsworth de Mies van der Rohe (19451951) son algunos de los antecedentes
míticos la modernidad.
Con el nuevo siglo y las propuestas de Rem Koolhaas, Herzog & de Meuron o Kasuyo Sejima, la concepción contemporánea de la transparencia quedó lejos de la que apuntaban los arquitectos modernos, dejando paso a las superficies evanescentes y a los prismas cristalinos sólidos.
Eliminados los muros, las finas membranas de cristal evidenciaron espacios transparentes, y por tanto controlables. Las cámaras de seguridad, los drones y la hiperinformación, entre los prismas de cristal que conforman nuestras ciudades, anulan el anonimato del ciudadano común, ahora escrutado por un ojo panóptico el que todo lo ve y global.
Este número 85 presenta las dos caras de la transparencia: desde las obras recientes más destacadas que han empleado el vidrio de manera sugerente, como muros vítreos autoportantes, máscaras traslúcidas, ladrillos transparentes o prismas de cristal tallado, hasta las reflexiones más críticas a la tecnología de la transparencia, donde la vida propia y ajena aparece en una vitrina.