RAUL GARCIA
Un Lugar, un espacio ganado a pulso. Para la década de los noventa la música punk y el rock continuaban ganaban adeptos y territorios.
Desde 1997 en adelante, el portafolio de Raúl García Pereira consigue una buena muestra de cómo el viral de una actitud incendiaria y provocadora, se constituía como una casta; una tribu urbana con los emblemas de la estridencia, la anarquía, la crítica, el espíritu libre.
Con el mismo ímpetu, el avión empezó hace catorce años con la crónica visual de aquella gesta, los devaneos al interior de la marea humana que asistía a los conciertos.
Comunicador de profesión, fotógrafo de oficio, narrador experto desde sus imágenes, cruzó el umbral de la anécdota para hacer arte e historia.
Más allá del ídolo en el escenario, atesoró los micro relatos que podría encontrar entre los gestos, rituales y situaciones que definirían a la escena local.
Además de las buenas migas que hizo con los músicos, fueron esta colección de sucesos y personajes al interior de los pogos, las borracheras, los estragos y la euforia debajo del escenario, con las que hilvanaría un testimonio gráfico de cómo una actitud puede generar incendios culturales.
El resultado es un fino y detallista retrato de lugar como de época, a blanco y negro, con fogonazos de luz y velos de sombra; con voz propia y sin sutilezas.