Influido por las imágenes sacras del oriente y del Perú precolombino, los dibujos intentaban traducir al dios volador y sin huesos que, flácida y vorazmente, exhibe su naturaleza implacable cuajado de cabezas y diademas, lengüetas y pieles humanas. Este intento plástico chocó de bruces con la complejidad misma de sus fragmentos, entre ellos el rostro de los personajes, que eran lo suficientemente complejos como para distraerse en retazos y miembros. En ellos las pieles de sus rostros estaban siendo manipulados para producir dolor y resignación; y sus expresiones, en vez de ser producto de sentimientos o emociones, eran caprichos dolorosos de tratamientos externos o torturas. El resultado no podía ser más sorpresivo; se habían logrado algunas piezas en las que aquellos hombres enmudecidos asistían como testigos de su propia realidad manipulada sin decir palabra ni presentar alguna queja; en silencio y con terrible pasividad, la realidad o el destino había tocado sus epidermis hasta desembocar en un conjunto de instantáneas dramáticas atemporales, sin conexión alguna con el intento primigenio de divinidad o sacralidad sino de sacrificio. La mirada de estos personajes descansa en algún lugar del pasado o del inmediato presente, y nos intentan advertir, en medio de su impotencia, lo que aguarda en lo profundo de nuestra soledad.
La muestra inaugura el sabado 26 de noviembre y se quedara hasta el 24 de diciembre de este año. Nuestra direccion: Jiron Rufino Torrico 885 2do. piso Cercado de Lima.