LEMIRE, JEFF
Tal vez la crudeza de esta historia se deba a que el punto de partida artístico y que construye un horizonte trágico, determinista. El juego de oposiciones es contundente: el campo contra la ciudad, el amor rural versus las bajas pasiones urbanas, la fortaleza física opuesta a la fragilidad emocional. La trama avanza a través de estos nudos y la tensión que se contiene o libera se encarga de transformar, en tres actos, como en el teatro clásico, el sueño familiar en pesadilla. En el trayecto, los personajes parecen los protagonistas de una fábula (¿qué es el marinero-campesino sino un alma humana encerrada en un monstruoso cuerpo de 2.4 m?), pero, Lemire no cede a la tentación pedagógica: el gigante resiste, muere y renace, una y otra vez; es sojuzgado pero a pesar de las heridas se reencuentra con la violencia, en la ferocidad del boxeo a puño limpio".
"La furia se vuelve una moneda de cambio y lo obliga, a pesar de su resistencia inicial, a aceptar su destino anatómico: ser un portento a su propio pesar. El cómic cobra así la forma de un martirio y la curva pasa del drama a la tragedia y de esta hacia una forma de mitología contemporánea. ¿No hemos escuchado los ecos de esta caída, quizás en el fondo de un bar, y luego hemos brindado, como una forma de catarsis, por la desgracia ajena? (Jerónimo Pimentel).
