José María Arguedas dio a conocer uno de los textos quechuas más importantes de la historia literaria del Perú: Dioses y Hombres de Huarochirí. Este importante documento de los siglos XVI y XVII registra un cuadro completo, coherente, de la mitología, de los ritos y de la sociedad en una provincia del Perú antiguo.
Este libro, decía Arguedas, muestra la concepción total que el hombre antiguo tenía acerca de su origen, acerca del mundo, de las relaciones del hombre con el universo y entre ellos mismos.
Según los autores de los estudios preliminares los mitos de Huarochirí rememoran los modelos precolombinos en el contexto de una aguda crisis demográfica que mermó la población femenina y creó una discrepancia entre la realidad social y el modelo ideal prehispánico.
El análisis revela que el curaca de Sisicaya vislumbraba en el momento de pedir la revisita, el colapso de los pueblos de los valles y de la costa, sector simbólicamente femenino. La epopeya de la complementariedad masculino-femenina, por lo tanto, se refiere a un mundo que se inclinaba cada vez más a la ausencia de esa complementariedad.